Aves y turismo en Portugal

Durante estos días de mediados de septiembre realizamos una pequeña escapada de turismo y pajareo al país vecino. Visitamos la zona centro de Portugal, comenzando por la ria de Aveiro, para después bajar por la costa hasta el Estuario del Sado, y volver a entrar hacia Extremadura. Pese a que el flujo de migrantes fue menor de lo esperado, pudimos observar 128 especies de aves en apenas 6 días, además de poder visitar algunos de sus más bellos parajes y monumentos.

Ria de Aveiro

Charranes patinegros (Sterna sandvicensis)
y chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus)

Correlimos común (Calidris alpina)

Zona fluvial de la ria de Aveiro.

Dunas costeras de Aveiro.

Bando de correlimos tridáctilos (Calidris alba)
en plumaje de invierno.

Cardo marítimo (Eryngium maritimum) 

Machos de negrón común (Melanitta nigra)

Bando de negrones comunes (Melanitta nigra)

Alcatraces atlánticos (Morus bassanus) de 2º año.

Formaciones arbustivas costeras.

Otras especies de interés: Pardela sombría (Puffinus griseus), pardela balear (Puffinus mauretanicus), zarapito real (Numenius arquata), zarapito trinador (Numenius phaeopus), gavión (Larus marinus), charrancito (Sternula albifrons), chotacabras europeo (Caprimulgus europaeus).

Al día siguiente nos dirigimos al Parque Natural de las Sierras de Aire y Candeeiros, con la intención de visitar la mayor gruta de Portugal, la gruta de Mira de Aire, de grandes cámaras y espectaculares formaciones kársticas. Dentro del mismo parque, también es posible visitar uno de los mayores rastros de saurópodo conocidos hasta el momento, con 20 rastros y mas de 1000 huellas pertenecientes al periodo Jurásico, con nada más y nada menos que 175 millones de años de antigüedad.

Gruta Mira de Aire, sala principal.

Formaciones kársticas, gruta Mira de Aire.

Rastros de Saurópodo en la localidad de Bairro-Ourém.

Huella de saurópodo.

Jardín representando algunas de las especies de plantas presentes
durante el periodo Jurásico. 

La siguiente parada la realizamos en la punta de Baleal, cercana a la península de Peniche, Se trata de una zona rocosa muy particular, ya que se adentra de manera singular en el océano Atlántico.

Punta de Baleal.

Vuelvepiedras (Arenaria interpres) aún con plumaje estival.

Cormoranes moñudos (Phalacrocorax aristotelis spp. aristotelis)

Gaviotas cabecinegras (Larus melanocephalus)

Acantilados y zonas intermareales de Baleal.

Lagartija de Carbonell (Podarcis carbonelli) juvenil

Zarapito trinador (Numenius phaeopus)

Correlimos tridáctilos (Calidris alba) en plumaje de invierno.

Seguimos bajando por la costa para visitar el Palacio da Pena, que fue una de las principales residencias de la familia real portuguesa. Se trata de uno los mejores ejemplos de la arquitectura romántica del siglo XIX, en el cual se observa una amalgama de diferentes estilos arquitectónicos, resultado de tiempos coloniales y la fascinación por todo aquello que pudiera resultar exótico. Tampoco pudimos dejar de visitar la boca del infierno, en la localidad de Cascais, una impresionante cavidad horadada por las olas, en las que las mismas rompen originando fuertes rugidos.

Palacio da Pena, Sintra.

Palacio da Pena, Sintra.

Boca del infierno, Cascais.

Desde ahí atravesamos la capital lusa cruzando el imponente puente 25 de Abril, nombre que recibe de la Revolución de los Claveles, la cual tuvo lugar en esas fechas en 1974, devolviendo a los portugueses lo que casi 50 años de la dictadura de Salazar les robó. El puente atraviesa la reserva natural del estuario del Tajo, el río más largo de nuestra geografía. Inabarcable desde nuestro punto de vista, decidimos encaminarnos a  la siguiente reserva natural, el estuario del Sado, más pequeño, asequible y de una riqueza ornitológica similar.

Estuario del Sado, Comporta. Se observan moritos (Plegadis falcinellus),
espátulas (Platalea leucorodia) y lejanamente algunos flamencos (Phoenicopterus roseus)

Charrancito (Sternula albifrons)

Espátula (Platalea leucorodia)

Estuario del Sado, 

Concentraciones de morito (Plegadis falcinellus) y agujas colinegras (Limosa limosa)

Morito (Plegadis falcinellus)

Aguja colinegra (Limosa limosa)

Gaviota reidora (Croicocephalus ridibundus)

Archibebe común (Tringa totanus)

Águila pescadora (Pandion haliaetus)

Otras especies de interés: Archibebe oscuro (Tringa erythropus), aguilucho pálido (Circus cyaneus), aguilucho lagunero (Circus aeruginosus), milano real (Milvus milvus), elanio azul (Elanus caeruleus), codorniz (Coturnix coturnix), rascón (Rallus aquaticus) y buitre leonado (Gyps fulvus).

De ahí emprendimos el camino de regreso, aunque no sin realizar una última parada de interés cultural obligatoria, en la conocida como ciudad-museo de Évora. Tal es su patrimonio, que en la misma ciudad pueden observarse desde ruinas romanas a monumentos megalíticos, pasando por una amplia gama de construcciones de estilo románico, pertenecientes a la edad media en su mayoría. Incluida dentro de las mismas, se encuentra la impresionante capilla de los huesos, cuyo interior fue revestido en el siglo XVI con mas de 5000 esqueletos pertenecientes a varios cementerios de la comarca, ya que estos se encontraban desbordados tras sucederse varias catástrofes en la zona.

Templo romano de Évora. Siglo I a.c

Crómlech o circulo megalítico de los Almendros, erigido hace ocho milenios.

Capilla de los Huesos (Capela dos Ossos) Évora.

Que mejor frase para terminar la entrada, que la que reza en la capilla, la cual fue precisamente construida e inscrita para recordarnos lo efímera que es la vida... así que a disfrutarla.

"Nós ossos que aqui estamos, pelos vossos esperamos"

"Nosotros, los huesos que aquí estamos, por los vuestros esperamos"